DÍA NACIONAL DE LA LUCHA CONTRA LA OBESIDAD

En este día cabe recordar que la Obesidad es una enfermedad compleja, que requiere un abordaje multidisciplinario. Es considerada una enfermedad crónica con consecuencias metabólicas, que se caracteriza por un exceso de grasa corporal que se deposita en diferentes localizaciones y confieren distinto riesgo de morbimortalidad. (Diabetes, hipertensión arterial, dislipidemias, entre otras).

En mi experiencia personal, más allá de las definiciones técnicas y las consecuencias que conlleva según la teoría médica, existen muchas razones por las que aumentamos y bajamos de peso, por eso es una enfermedad “multifactorial”. Son varios los motivos que conducen a una persona a comer en exceso o pasar al otro extremo, dándole una connotación al alimento netamente emocional, ya sea de refugio, de búsqueda de afecto, placer, autocastigo, inconscientemente usarla como vehículo para “tragar emociones no dichas”, llenar vacíos (carencias) o taparlos comiendo. Todas esas acciones responsabilizan a la comida, puntualmente a las harinas o hidratos de carbono a la cual demonizan y restringen por el hecho de que son las más buscadas a la hora de querer esconder emociones.

¿Por qué? Porque tienen un nivel de recompensa de placer rápido y alto.

Por tal motivo es clave la contención psico-emocional del paciente, ya que la relación con la comida es una consecuencia de una conducta mal aprendida o enseñada que se sigue repitiendo desde la niñez hasta la adultez.

Como profesionales de la salud debemos aplicar la empatía de que al paciente pueden ayudarle diferentes tipos de terapia, ya sean consideradas como ciencia o alternativas. (no vivimos de evidencias científicas, sino de los que nos genera bienestar).

Esto amplia la posibilidad de no siempre tener que recurrir a productos mágicos y rápidos, como fármacos, dietas restrictivas y abandónicas, u operaciones riesgosas que comprometan la salud integra de la persona. Sino entender que el “obeso” es un ser humano, con emociones, con una psiquis y un cuerpo. Por lo tanto, enseñarle a integrar esos 3 componentes al tratamiento favorecerá en no caer en soluciones rápidas donde solo se trabaje la pérdida de peso, sino también la parte mental y emocional, ayudándolo verdaderamente a cambiar la relación con la comida sin renunciar al placer, y aplicando la conciencia y el poder que tenemos de tomar decisiones desde la coherencia.

Para concluir, puedo decir que la comida no es culpable, sino que depende de la relación que yo ejerza sobre ella. Es solo reeducar al cerebro y aprender a comer desde una postura real y consciente, salir del automático que me lleva en forma enceguecida a buscar comida con el fin de no manifestar emociones o llenar vacíos.

Por eso eviten dietar, ya que las dietas que proponen abstinencia de lo rico están condenadas a fracasar, a generar frustración en lo personal, rebotes y continuidad en el circulo vicioso de comer por (auto) castigo.

Ojalá que seamos cada más las personas que propongamos un cambio de paradigma desde la medicina alopática.